En una de esas reuniones familiares, mi sobrina, Julieta, quien contaba para ese entonces con 12 años, pedía como único regalo para sus 15 años, su árbol genealógico???
Sorpresa para todos, menos para mi.Esa misma noche en mi casa comenzó la investigación.
Pero… por dónde empezar???
Mi amigo Google, el único que podía decirme por dónde.
Y escribí el primer mail…
La respuesta, fue tan tajante y desilusionadora que solo por un instante pensé que nada podía ser.
Gracias a este mail, tan nefasto, es que todo empezó. Quizás para demostrar o demostrarme que sí se podía y algunos datos comenzaron a aparecer.
Gracias a este mail, tan nefasto, es que todo empezó. Quizás para demostrar o demostrarme que sí se podía y algunos datos comenzaron a aparecer.
Después vinieron las manos de muchas y muchos, madrinas y padrinos, que te ayudan en este camino que se torna sin regreso cuando te enfrentas al primer dato y a la vida de tus ancestros.
Y más tarde, la mano familiar y a unir ramas y vínculos.
Mientras realizo las búsquedas llegan a mi los recuerdos. Entre ellos, tengo muy presente largas charlas con mi abuelo Alejandro preguntándole una y mil veces sobre sus ancestros. Una frase me quedó grabada,“… de la Casa de Castro…”
Si averigüé de qué se trata??? Todavía no, no pierdo la esperanza!!!!
Mientras realizo las búsquedas llegan a mi los recuerdos. Entre ellos, tengo muy presente largas charlas con mi abuelo Alejandro preguntándole una y mil veces sobre sus ancestros. Una frase me quedó grabada,“… de la Casa de Castro…”
Si averigüé de qué se trata??? Todavía no, no pierdo la esperanza!!!!
Solo quien transita el mismo camino sabe de la alegría tan cercana a la felicidad con cada logro.
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